Fue proclamado en 1979 por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), tiene como objetivo principal el despertar en el público la conciencia del problema que afecta al mundo en relación con la alimentación y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la malnutrición y la pobreza. En 1980, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas subrayó, en su Resolución 35/70, la importancia de este día en atención al hecho de que la alimentación es un requisito para la supervivencia y el bienestar de la humanidad y una necesidad humana fundamental.
LOS ALIMENTOS SON UN DERECHO HUMANO FUNDAMENTAL
Pese a que todos los países del mundo reconocen directa o indirectamente el derecho a los alimentos, el hambre, producida por la guerra, la sequía, las catástrofes naturales o la pobreza, sigue causando mucho sufrimiento. Y la pobreza, una de las causas del hambre, también es su consecuencia.
El hambre opaca el intelecto y atrofia la productividad, e impide a sociedades enteras realizar su potencial. En los países en desarrollo las enfermedades relacionadas con el hambre le suman gastos a las familias pobres e incrementan la carga de atención que llevan los miembros saludables de éstas, que ya de por sí luchan por su subsistencia. Cuando esta dificultad se multiplica por millones de familias en todo el mundo se crea un devastador efecto de propagación que pone en peligro el desarrollo
La Declaración universal de derechos humanos de 1948 proclamó que "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación..." Casi 20 años después, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1996) elaboró estos conceptos más plenamente, haciendo hincapié en "el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso la alimentación...", y especificando "el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre".
LAS CONSECUENCIAS DEL HAMBRE
No todas las personas tienen acceso a los alimentos que necesitan, el hambre y la malnutrición constituyen un fenómeno de gran alcance en el mundo. Hoy en día casi 800 millones de personas sufren de malnutrición crónica y no pueden obtener alimentos suficientes para satisfacer siquiera sus necesidades energéticas mínimas. Aproximadamente 200 millones de niños menores de 5 años padecen síntomas de malnutrición aguda o crónica, cifra que aumenta en los períodos de escasez estacional de alimentos y en épocas de hambre y desórdenes sociales. Según algunas estimaciones, la malnutrición infantil es un factor importante entre los que determinan, cada año, la muerte de aproximadamente 13 millones de niños menores de 5 años por enfermedades e infecciones evitables, como sarampión, diarrea, malaria, neumonía y combinaciones de las mismas.
La gran mayoría de las personas mal nutridas vive en África, Asia y en el Pacífico.
La malnutrición es una de las primeras causas del nacimiento de niños con peso bajo, así como de problemas de crecimiento. Los niños nacidos con peso bajo que sobreviven tienen altas probabilidades de sufrir retardos en el crecimiento y enfermedades durante la niñez, la adolescencia y la vida adulta. Las mujeres adultas con retardos en el crecimiento posiblemente continúan con el círculo vicioso de la malnutrición dando a luz niños de bajo peso. Asimismo se va perfilando una vinculación entre la malnutrición en edad temprana - incluido el período de crecimiento fetal - y la futura aparición de problemas crónicos de salud como cardiopatías coronarias, diabetes o hipertensión. En los países en desarrollo nacen cada año alrededor de 30 millones de niños con retrasos de crecimiento a causa de su mala nutrición en el vientre materno.
LOS ALIMENTOS SON UN DERECHO HUMANO FUNDAMENTAL
Pese a que todos los países del mundo reconocen directa o indirectamente el derecho a los alimentos, el hambre, producida por la guerra, la sequía, las catástrofes naturales o la pobreza, sigue causando mucho sufrimiento. Y la pobreza, una de las causas del hambre, también es su consecuencia.
El hambre opaca el intelecto y atrofia la productividad, e impide a sociedades enteras realizar su potencial. En los países en desarrollo las enfermedades relacionadas con el hambre le suman gastos a las familias pobres e incrementan la carga de atención que llevan los miembros saludables de éstas, que ya de por sí luchan por su subsistencia. Cuando esta dificultad se multiplica por millones de familias en todo el mundo se crea un devastador efecto de propagación que pone en peligro el desarrollo
La Declaración universal de derechos humanos de 1948 proclamó que "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación..." Casi 20 años después, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1996) elaboró estos conceptos más plenamente, haciendo hincapié en "el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso la alimentación...", y especificando "el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre".
LAS CONSECUENCIAS DEL HAMBRE
No todas las personas tienen acceso a los alimentos que necesitan, el hambre y la malnutrición constituyen un fenómeno de gran alcance en el mundo. Hoy en día casi 800 millones de personas sufren de malnutrición crónica y no pueden obtener alimentos suficientes para satisfacer siquiera sus necesidades energéticas mínimas. Aproximadamente 200 millones de niños menores de 5 años padecen síntomas de malnutrición aguda o crónica, cifra que aumenta en los períodos de escasez estacional de alimentos y en épocas de hambre y desórdenes sociales. Según algunas estimaciones, la malnutrición infantil es un factor importante entre los que determinan, cada año, la muerte de aproximadamente 13 millones de niños menores de 5 años por enfermedades e infecciones evitables, como sarampión, diarrea, malaria, neumonía y combinaciones de las mismas.
La gran mayoría de las personas mal nutridas vive en África, Asia y en el Pacífico.
La malnutrición es una de las primeras causas del nacimiento de niños con peso bajo, así como de problemas de crecimiento. Los niños nacidos con peso bajo que sobreviven tienen altas probabilidades de sufrir retardos en el crecimiento y enfermedades durante la niñez, la adolescencia y la vida adulta. Las mujeres adultas con retardos en el crecimiento posiblemente continúan con el círculo vicioso de la malnutrición dando a luz niños de bajo peso. Asimismo se va perfilando una vinculación entre la malnutrición en edad temprana - incluido el período de crecimiento fetal - y la futura aparición de problemas crónicos de salud como cardiopatías coronarias, diabetes o hipertensión. En los países en desarrollo nacen cada año alrededor de 30 millones de niños con retrasos de crecimiento a causa de su mala nutrición en el vientre materno.